“Trueque”: Hacia el control social

Al propugnado trueque, pronto le salió al paso una “moneda social” o “moneda cooperativa sin valor nominal”, dirigida a servir de instrumento para el intercambio de bienes en ciertos sectores de la economía. Todo este entramado, supuestamente lleno de buenas intenciones, parece encaminarse a la eliminación de la moneda de curso legal y a su sustitución por papeles con un limitado poder de compra local, que extirpe el fantasma del capitalismo salvaje. Otra manera, no tan sutil, de control social El presidente Hugo Chávez de manera cada vez más insistente ha introducido el tema del trueque, describiéndolo, en una ocasión, como la “única manera de romper con el capitalismo desde abajo”. De esta manera se han venido escuchando cada vez más los términos: mercados comunitarios, mercados de trueque, trueque solidario y mercados endógenos.
En una de sus múltiples intervenciones citó un ejemplo: “Una tremenda cachama te la cambio por tres racimos de plátano”, instando a sus subalternos a poner el asunto en práctica inmediatamente.
Sin embargo, al tratar de poner en práctica este concepto tan simplemente esbozado por el Presidente, los funcionarios del Ministerio de Economía Popular (MINEP) seguramente se encontraron con algunos inconvenientes. Pero, en su afán de cumplir las órdenes superiores de poner en marcha el llamado “trueque solidario”, introdujeron un nuevo elemento, una moneda social que propusieron llamar el “Chavito”, el cual – según sus explicaciones - sería un bono creado, emitido y controlado por los mismos usuarios, que lo utilizarían en un circuito cerrado, de forma que reemplace al dinero oficial, que podría ser utilizado para otros fines.
En medio de toda esta mezcolanza de ideas, subyacen conceptos que se anclan en lo profundo de una ideología comunista. Uno de los ideólogos del “proceso”, Heinz Dieterich, afirma en relación al tema que “toda transformación socialista pasa por quitarle el revolver al capital, es decir el poder del precio”, concluyendo que lo ideal sería que el valor de un bien venga de dado por el tiempo empleado para producirlo.
El concepto, todavía no muy claro, fue de un lado al otro. Primero anunciaron el trueque y luego, introdujeron una moneda, con lo que ya el asunto no sería propiamente un trueque.
En efecto, están reproduciendo en la teoría, lo que ha demostrado la experiencia a lo largo de la historia: el trueque es un sistema de intercambio muy primitivo y de alcance limitado. Con el tiempo, el trueque se agota y surge de manera natural un instrumento que facilita el intercambio eficiente de bienes, es decir, la moneda.
Finalmente, el MINEP anunció que adelantaba un proyecto de “moneda cooperativa” con el que “vamos a quitarle al dinero dos funciones básicas que tiene en el capitalismo, como lo son su acumulación y su valor”. Y surgió la nueva figura monetaria, la cual fue bautizada como el “Mirandino”, el cual en su primera aparición les fue otorgado - como una parte del bono escolar - a unos 6.000 empleados públicos, para ser utilizado en la compra de los materiales escolares de sus hijos en una feria instalada para ese propósito.
Los cooperativistas que recibieron estos billetes como pago, pudieron cambiarlos por bolívares de curso legal. En un futuro, no obstante, quedaría por ver si, en lugar de bolívares, les entregasen otros papeles para que compren insumos a otros cooperativistas, de nuevo determinados por el Gobierno.
Por lo pronto, los consumidores ya se muestran inconformes con la oferta de bienes a su alcance en los lugares a donde tienen acceso con la nueva moneda y esperan que los “Mirandinos” sobrantes les sean cambiados por bolívares. ¿Quién sabe que si en el MINEP les puedan tener algunas sorpresas en un futuro?
Algunas teorías y prácticas sobre el tema del dinero y el trueque desde que el hombre anda sobre la tierra, no han hecho más que demostrar que el dinero es el resultado de la búsqueda del hombre para satisfacer sus necesidades de manera eficaz y oportuna y que esta proposición no hace otra cosa que retroceder en el tiempo y primitivizar las formas de intercambio en la economía venezolana. Sin embargo, apunta de manera certera a lo que podría llamarse una “economía centralmente planificada”, el Gobierno podrá decidir a quién usted le compra, que producirá usted y en qué precio lo venderá y contará con una unidad de cuenta el “Mirandino” que tendrá el valor que el Gobierno quiera darle, sin que el mercado “capitalista salvaje” intervenga para nada. En suma, ni precio ni mercado, tal como se conoce en la economía moderna.

Trueque: algunas precisiones
De acuerdo a la Teoría de Menger, (ver nota al pie), el dinero surge espontáneamente para satisfacer la necesidad de una “unidad de cambio” y una “unidad de cuenta”, pero también se utiliza como depósito de valor y para realizar pagos diferidos. De estas funciones, la de cambio es la más relevante, ya que facilita el intercambio y resuelve el problema de la doble coincidencia de voluntades.
De aquí que el Gobierno, luego de propugnar la idea del trueque simple ahora se haya decidido por una “moneda cooperativa sin valor nominal”. Con lo que en este caso el nombre de trueque no sería tan correcto, pues al utilizar una moneda pasaría a ser un sistema mercantil.
Sin embargo, esta moneda cooperativa puede ser un instrumento muy peligroso para el desarrollo de una economía libre, si se analiza la experiencia de los regímenes autoritarios comunistas, como Cuba y la extinta Unión Soviética. Los ciudadanos de estos países han debido conformarse con monedas carentes de toda medida de valor, similares a billetes de juguete, que sólo son útiles para el intercambio de unos pocos bienes internos, conformándose una especie de sistema económico primitivo que depende de una divisa que es muy escasa y está controlada y monopolizada por el Gobierno.

Trueque contemporáneo
El dinero - en algunas ocasiones, en economías sometidas a fuertes presiones inflacionarias donde ha perdido su función como unidad de cuenta - ha pasado a ser sustituido por algunas modalidades de trueque, generalmente a instancias de los sectores más afectados de la población. Sobre el tema el antropólogo Pablo Semán afirmó: “La aparición contemporánea de esta forma de intercambio se encuentra ligada a situaciones límite, donde la moneda no basta para hacer frente a las transacciones normales de la sociedad”
Un ejemplo reciente es el “caso argentino”. Argentina debido a una crisis que en 1998, dejó a la mitad de la población en la pobreza y un “corralito financiero” que secó la liquidez para la economía informal, generando graves problemas, debido a que la mayoría de las transacciones en este sector se hacían en efectivo.
En ese ambiente el sistema de trueque experimentó un crecimiento explosivo, debido a la falta de liquidez en la economía regular. Pero este sistema a pesar de hacerse llamar trueque estaba basado en una moneda propia, el “crédito”, que facilitó el intercambio multirecíproco y no simultáneo, sin utilizar moneda de curso legal. Los participantes en este experimento social, surgido de la necesidad de un grupo de la población, se llamaron “prosumidores” (uniendo los términos productores y consumidores). Cada prosumidor estaba obligado a ofrecer algo en el club de trueque.
Este sistema tuvo un éxito relativo en Argentina porque grandes sectores de la población se encontraban excluidas del círculo económico y monetario regular, no tenían trabajo ni ingresos y por tanto, su acceso al dinero como medio de intercambio estaba limitado. Incluso para aquellas personas de clase media, que habían visto mermar sus ingresos el trueque les daba una alternativa con lo que podían reservar sus ingresos monetarios para bienes y servicios que no se conseguían por créditos.
Sin embargo, este mercado de bienes a través de trueque,enfrenta bastantes limitaciones, como niveles de producción insuficientes al ser generalmente artesanales, la utilización de bienes y servicios que provienen de la economía regular y que son necesarios para elaborar sus productos. Estos productos requieren mucha especialización y complejidad en su elaboración, amén de los que requieren sofisticados sistemas de distribución y no se consiguen en mercados de trueque. Además muchas de los insumos que necesitaban los prosumidores para elaborar sus productos no se conseguían en los mercados de trueque, con lo que la necesidad de acudir a la moneda de curso legal era cada vez mayor. Para agravar el asunto, los créditos que se giraban para el intercambio de bienes empezaron a ser emitidos sin respaldo y hasta fueron objeto de falsificación, El trueque es sólo una alternativa que difícilmente pueda sustituir a las otras formas de comercio, sus limitaciones en cuanto a producción y productividad, trae como consecuencia que en la mayoría de los productos de demanda masiva, la demanda supere con creces a la oferta y surjan los problemas de sobrecréditos sin respaldo y falsificaciones. Y para concluir, lo que surgió en Argentina fue un sistema de intercambio mediante una moneda social instituida por los propios participantes privados en el sistema.
Por otro lado, la moneda social de la que se vale el trueque –con lo que deja de ser un verdadero trueque-, implica un mayor riesgo con respecto a la moneda de curso legal que es recibida por todos. Cuando alguien vende productos y recibe esa moneda social o créditos, debe confiar en que ésta se seguirá aceptando y que podrá en algún momento canjearla por algún bien dentro del círculo de personas asociadas al trueque. Fue en este punto donde ocurrió la falla que terminó de derrumbar el sistema argentino, debido a que hubo sobreemisión de moneda y falsificación de créditos. Todo ello causó una hiperinflación del 500%, un fenómeno similar a lo que ocurrió en la economía regular de ese país unos años antes, lo que unido a la inyección de dinero fresco del Fondo Monetario en el año 2003, que solucionó el problema de iliquidez del sistema económico formal, causó el derrumbe del sistema.


Trueque y “control social”
El caso de Venezuela es muy diferente del caso argentino, ya que el país pasa por una de las épocas de mayor bonanza y es el Gobierno el que está impulsando la idea del mal llamado “trueque”. Esto es algo que debe llamar a la reflexión y al análisis sobre cual será el objetivo final. Un aspecto interesante de este tipo de comercio, es que obliga a la conformación de grupos pequeños con el fin de mantener la confianza entre los miembros del grupo y consecuentemente su moneda o créditos. Este mecanismo garantiza el “control social” ya que cada participante tiene interés en que se cumplan las reglas del grupo, pero este control sólo es posible sobre grupos relativamente pequeños y con mantenimiento de suficiente información de cada uno de sus miembros, vale recordar los consejos comunales y vecinales, tan populares en algunas leyes. En el trueque hay un alto componente subjetivo de confianza que obliga a reforzar lazos y a mantenerse informados de las actividades del otro.
Por otro lado, si se sustituye el comercio formal por otro tipo de intercambio no monetario, se establece como lazo social la pertenencia a un grupo que tiene su particular sistema de intercambio o moneda social.
No es un secreto para nadie que quien concentra moneda, concentra poder y si un Gobierno consigue que esa concentración se limite a pequeños grupos y que se haga con valores que no sean necesariamente reconocidos por toda la sociedad, tendrá otra manera de monopolizar el poder económico si el es el único gran tenedor de los valores reconocidos por todos.
Con la puesta en circulación de el “Mirandino”, el objetivo del control social y monetario es más fácil de ver> Los consumidores que recibieron el “Mirandino”, se han visto obligados a comprar en los lugares y a los comerciantes que el Gobierno les señale, debiendo conformarse con la oferta de bienes y servicios que allí puedan encontrar. Por el lado de los comerciantes o cooperativistas que reciben en pago el Mirandino, éstos deben dirigirse al MINEP y allí se suponen que recibirán los bolívares equivalentes, o pueden encontrase con la sorpresa de que a cambio reciban otros vales que sólo les sirvan para comprar insumos o satisfacer sus necesidades en otros lugares determinados nuevamente por el Gobierno.
Con este mecanismo, el Gobierno puede obligar a la gente a comprar sólo donde ellos lo determinen y a producir lo que a ellos les parezca necesario. Por otro lado, podría no permitir entrar a ese mercado a aquellos ciudadanos a los que no considere necesarios o leales al proceso. Reacuérdense los tiempos de la colonia cuando los hacendados pagaban a sus trabajadores con fichas que sólo eran validas en la bodega de la hacienda, la que a su vez era propiedad del hacendado, donde al final él mismo determinaba los precios y por ende lo que sus trabajadores podían comprar.
Al avanzar en este propósito, el Gobierno puede abstenerse de emitir bolívares, empezando a determinar el valor de los bienes y servicios en términos de su nueva moneda, sin ninguna relación con el patrón monetario actual. Con ello lograría de manera artificial aminorar o desaparecer el libre juego de la oferta y la demanda, que en una economía moderna determina los precios y las necesidades de producción, creando grandes distorsiones que eliminarían el sistema económico que actualmente conocemos, tal como lo han prometido en varias ocasiones las cabezas de esta iniciativa.


Trueque: las verdaderas intenciones
El sistema de “trueque” tiene limitaciones que sólo pueden ser compensadas por la existencia de una economía formal, es decir, ese sistema paralelo siempre dependerá del auge o caída del sector formal de la economía. Por si solo no puede compensar, ni solucionar a largo plazo las dificultades económicas de una sociedad. Es simplemente un paliativo, un mecanismo complementario en algunos casos y en algunos mercados, pero no ha demostrado detener el empobrecimiento de la población ante momentos de caída de la actividad económica.
Por otro lado, las intenciones de implantar un sistema de este tipo a nivel de algunas colectividades o grupos puede tener más que el objetivo de mejora de las condiciones de esos sectores excluidos, otros objetivos mucho más ambiciosos, entre ellos el control social, el control de la producción y el monopolio de toda la moneda valida de curso legal, sustituyéndola poco a poco por esta “moneda social”, sin referencia o patrón reconocido con respecto al resto del mundo, atomizando o eliminando de esa manera el poder que podría suponer la acumulación de capitales y el peligro que esto supone para gobiernos no democráticos e ilegítimos.
Ana María Di Leo F.
Septiembre/2006

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El trueque da origen a la moneda

En 1892 Carl Menger desarrollo la explicación clásica del origen del dinero. Mostró que el dinero surge del trueque, sin que nadie lo invente. Una economía de trueque simple presenta a un individuo A, que posee peras y desea consumir manzanas, pero no encuentra a alguien que tenga las manzanas y desee consumir peras lo que frustra la satisfacción de su necesidad, y muestra el problema de la “doble coincidencia de voluntades”.
En un segundo estadio de la situación ese individuo A puede tratar de conseguir a un individuo B, que posea manzanas, averiguar que desea este individuo, por ejemplo duraznos y proceder a conseguir un individuo C, que posea duraznos y desea consumir peras, con lo que al fin obtendrá los duraznos necesarios para cambiar por las manzanas que desea.
Pero esto no soluciona todos los problemas que puede enfrentar una economía que use el trueque como medio de intercambio. Surgen barreras temporales, dadas por aquellos bienes perecederos o no perecederos, barreras geográficas, aquéllos que no pueden ser trasladados o su traslado es muy costoso, el intercambio de bienes contra servicios, la clasificación de bienes tangibles o intangibles, bienes estacionales o no estacionales. La escasez contra la abundancia relativa de algunos bienes. El grado de utilidad objetiva o subjetiva de algunos bienes, etc.
Todo este intrincado conjunto de características dará lugar a que unos bienes sean más mercadeables que otros. La mayoría de los individuos querrán asegurarse de poseer mayor cantidad de estos bienes mercadeables, los cuales pueden ser fácilmente intercambiados por bienes que desea consumir. En ese momento comienza un proceso de convergencia natural hacia un medio único. Cada individuo preferirá medios más mercadeables en relación a otros menos mercadeables, con lo que poco a poco, emerge un bien o unos pocos, como un medio de cambio general y rutinariamente aceptado. De acuerdo a la Teoría de Menger, el dinero surge espontáneamente para satisfacer la necesidad de una “unidad de cambio” y una “unidad de cuenta”.
El dinero tiene varias funciones en una economía además de las dos anteriores, se utiliza como depósito de valor y para realizar pagos diferidos. De estas funciones, opina Menger, la de cambio es la más relevante, porque para que el dinero sea valorado debe facilitar el intercambio, debe evitar el problema de la doble coincidencia de voluntades.
AMDL
Trueque, valor de cambio y valor trabajo
Según Aristóteles, todo objeto puede ser usado de dos maneras, dándole al objeto la utilización que le es propia o dándole otra distinta. Es decir tiene lo que se define como Valor de uso: la aptitud que tiene el objeto para satisfacer una necesidad, (ej. Una manzana para satisfacer el apetito). O Valor de cambio: La aptitud que tiene ese objeto para ser cambiado por otros.
Al desarrollarse las economías y surgir la especialización del trabajo, esto dio lugar a que algunas personas poseyeran bienes de los que otras carecían, lo que dio pie al surgimiento del trueque, y luego, dada las dificultades que éste presenta, surgiera la moneda.
Algunos teóricos marxistas, en su afán de hacer viable el trueque en la modernidad, han introducido la Teoría del Valor –Trabajo: según la cuál el valor de cambio de un objeto, viene dado por el trabajo que ha costado producirlo. Lo que surgió como una respuesta a la necesidad de tener una unidad de medida que permita el intercambio.
Ahora bien, esto permite hacerse algunas preguntas, ¿Un abrigo tejido, que una persona ha tardado una semana en elaborar, es más costoso que una perla que se encontró al azar, que no tomó tiempo para ser elaborada? ¿Un cuadro debe ser valorado por el tiempo que se tomó hacerlo? ¿Influye la utilidad del bien? ¿Y si es escaso o si es abundante, que pasa?
¿Cómo se debe proceder con los bienes perecederos, si en todo caso se posee un kilo de papas y si requiero un par de zapatos, que todavía no están terminados? Cómo se hace con la estacionalidad de algunos productos? ¿Cómo se intercambia, un bien que se tiene actualmente por otro que se necesitará en el futuro? De éstos y otros problemas que debían ser resueltos, así como de la necesidad de contar con algún instrumento que resguardarse el valor de la cosecha de papa, para poder intercambiarlo a futuro por otro bien, surgió como una necesidad natural el medio que facilita el intercambio, la moneda.
AMDL













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