Gasoducto del Sur

Descriptores
Palabras Claves Gasoducto, Hugoducto, gasoducto del Sur
Personajes Hugo Chávez, Álvaro Uribe,
Instituciones Ministerio de Comunicación e Información de Venezuela, MINCI, PDVSA, Agencia Internacional de Energía, AIE, Banco Mundial, BID, Energía y Minas,

  
El gasoducto del Sur: Rumbo al fracaso
El gasoducto del Sur es un proyecto de enormes proporciones y del que se puede predecir que va rumbo al fracaso, debido a que su factibilidad económica, política, geográfica o ambientalmente es casi inexistente. Es sólo un sueño de integración, para el que existen mejores alternativas.

Como resultado de la reunión de los presidentes de Argentina, Brasil y Venezuela, en diciembre de 2005, el presidente Hugo Chávez le comunicó al mundo el arranque de un proyecto para la construcción de un gasoducto, con una longitud aproximada de 8.000 Km., partiendo de Venezuela hasta Argentina, para transportar 150 millones de metros cúbicos de gas por día, cinco veces más que el gasoducto entre Bolivia y Brasil, hasta ahora el mayor de Suramérica.
Según afirmó el Ministerio de Comunicación e Información de Venezuela (MINCI), este proyecto costará entre $17.000 y $23.000 millones y se instalará en siete años. Tiene como unos de sus propósitos: “Darle fuerza al eje Caracas-Brasilia-Buenos Aires”. En enero de este año el presidente Chávez comentó, que se espera incorporar a Bolivia al proyecto de manera rápida, descartando que en La Paz exista desconfianza sobre el proyecto por representar posible competencia para su mercado gasífero.
Éste no es el primer proyecto relacionado con gas que emprende este gobierno. Desde hace más de tres años se viene hablando de un gasoducto para enlazar a Venezuela y Colombia a través de la Guajira. En diciembre de 2002 cuando se reunieron en Santa Marta, Colombia, los presidentes Alvaro Uribe y Hugo Chávez, iniciaron las conversaciones sobre este proyecto, el cual se estima tenga una extensión de más de 200 Km., con un costo de $124 millones, y que involucra sólo a estos dos países. Las variables para este proyecto son considerablemente menores a las del “gasoducto del Sur” o (el “Hugoducto”) como ha sido bautizado el nuevo mega-proyecto.
En abril de 2003 los dos mandatarios se volvieron a reunir, ahora en Venezuela, y abordaron nuevamente este tema. Así como también lo analizaron en otras dos reuniones realizadas en el año 2004, la primera en El Tablazo-Venezuela en julio, y luego en Colombia, y en otros encuentros en 2005.
En el encuentro de El Tablazo, de 2004, los ministros de Energía y Minas de ambos países firmaron un memorando de entendimiento. Allí se conformó un equipo de trabajo con el fin de entregar un estudio del proyecto para el 30 de noviembre del mismo año. No obstante, hasta los momentos no se tiene conocimiento de que exista algún avance o resultado sobre este proyecto.
Por esto, no es de extrañar que tanto en Venezuela como en Argentina, se haya recibido con escepticismo el insólito anuncio de la construcción de un gasoducto de tales dimensiones para llevar gas venezolano, vía Brasil, hacia la Argentina. Además, es difícil de explicar cómo un país que podría disponer en el corto o mediano plazo de los 52,3 billones de reservas de pies cúbicos de gas (TCF) no asociado en la vecina Bolívia, va emprender el rodeo de buscarlos a 12 mil kilómetros más arriba. Con el agravante de que Venezuela quizás no disponga de suficiente gas para apoyar un proyecto de esta envergadura.
El total de las reservas probadas venezolanas es de 143 billones de pies cúbicos, de los cuales 132 billones de pies cúbicos son de gas “asociado” (es decir, disuelto en petróleo crudo que se produce simultáneamente, y depende de la producción de petróleo crudo). Sólo 11 billones de pies cúbicos del llamado "gas libre" estarían disponibles. Además, hacen falta políticas y legislación que rentabilicen su explotación y comercialización.
Venezuela produce casi 3 millones de barriles de petróleo por día (BPD) y conjuntamente con ese petróleo, produce unos 6.000 MMPCD de gas, de los cuales reinyecta a los pozos de petróleo 2.350 MMPCD. Mucho petróleo y poco gas. Todo el gas que produce Venezuela es usado para el consumo interno, no se exporta nada, e incluso se sirve de gas colombiano. Por tanto, para poder producir los 2.500 MMPCD de gas para exportación, se tendrían que descubrir y desarrollar nuevos yacimientos de gas libre o, por lo contrario, se tendría aumentar su actual producción de petróleo en más de 33%, ya que el gas lo produce conjuntamente con el petróleo. Sin embargo, en el plan de inversiones de PDVSA hasta el año 2010, no se contempla tal incremento en la producción de gas, y ni siquiera es suficiente la producción nacional -según la opinión de expertos- para cumplir con los requerimientos de su propia industria petrolera.
El proyecto que se está considerando requeriría de por lo menos una reserva de 38 billones de pies cúbicos (TCF, por sus siglas en inglés) de gas. Actualmente Venezuela tiene 150 TCF de reservas (Informe de PDVSA a la SEC, 2003), de los cuales casi todos están inevitablemente ligadas a la producción de petróleo.
Hasta los momentos es el proyecto de gasoducto más largo y riesgoso del mundo. Deberá cruzar terrenos despoblados de más de 3 millones de kilómetros cuadrados, atravesar ríos, selvas, desiertos, y sabanas, muchas de las cuales son reservas naturales celosamente protegidas por los ecologistas y habitadas por diversas etnias.
Tampoco están claras las razones, si se analiza el proyecto desde el punto de vista económico, para que Venezuela emprenda este proyecto. Este país tiene frente a sus costas, a menos de 900 kilómetros de sus puertos y yacimientos, al mayor consumidor de gas natural del mundo, los Estados Unidos de Norteamérica, cuyo consumo es de 685 millardos de pies cúbicos anuales (26% de la demanda mundial), según el informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE) de Noviembre de 2005. Por tanto, se deduce que son otras las razones que se tienen para justificar que Venezuela emprenda un periplo tan largo y costoso para colocar su gas, quitándole de paso, mercados naturales a proveedores como Perú y Bolivia.
Por parte del presidente Chávez y su equipo, se trata de una jugada geopolítica e ideológica. Por lo que de haber algún cambio en la conformación política-ideológica de los gobiernos con los que pretende asociarse -algo natural, tratándose de democracias alternativas- el apoyo al proyecto por parte de cualquiera de ellos correría peligro.
Aun si el proyecto fuera técnica, política y financieramente posible, la construcción de esta obra, dado su tamaño, merece años de preparación de una red de contratos, tratados, marcos regulatorios, impositivos y aduaneros que tornan imposible cualquier intento de improvisación.
De cualquier manera, Venezuela tiene una excelente oportunidad de convertirse en abastecedor de gas para el hemisferio, ya sea por tubería o GNL. Pero, en esta decisión deberán privar motivos económicos y de desarrollo tanto interno como regional, antes que motivaciones ideológicas. Para ello será necesario promover el desarrollo acelerado del sector, validar y certificar sus reservas de gas asociado y no asociado. Promoviendo la participación de la inversión privada nacional e internacional.

Aspectos técnicos

Se trata de construir un gasoducto, el cual es un conducto que sirve para transportar gases combustibles a gran escala. Consiste en un conjunto de tuberías de acero, superficiales y subterráneas, por las que el gas circula a altas presiones, desde el lugar de origen. Si la distancia es larga, debe haber estaciones de bombeo a intervalos.
Un aspecto muy importante de este sistema de tuberías es la seguridad que necesita el mantenimiento de un sistema planificado de prevención de riesgos. Requiere un plan permanente de vigilancia de su tubería mediante patrullajes aéreos y/o terrestres. Sin olvidar que el camino debe medir al menos 300 metros de ancho para el trazado, lo que permite incluir el camino de servicio a cada lado de las tuberías, que deberá mantenerse accesible en todo momento.
Como método alternativo de transporte de gas, el cuál según la opinión de expertos es más económico en ciertos casos y sobre todo después 3.800 Km., se utiliza el LNG abreviación del termino "Liquefied Natural Gas", que se traduce como Gas Natural Licuado (GNL). Éste es gas natural transformado a estado líquido, por un proceso de enfriamiento a una temperatura de -162°C, con lo cual se reduce su volumen por un factor de 600, convirtiéndose en líquido. El gas natural licuado resultante es entonces transportable en buques diseñados para tal propósito, o puede ser almacenado en tanques refrigerados. El gran mérito del proceso GNL, es llevar el gas a sectores remotos y de grandes consumos, por ser un "agente" (como sistema) que reduce considerablemente sus costos y cantidades de traslados, o sea si fuera a la presión normal se necesitarían 600 vehículos (buques) por uno en el sistema GNL.
Antes de emprender la construcción de miles de kilómetros de tubería y plantas de bombeo a presión que serán usadas para un fin muy específico es necesario asegurar que se dispone de suficiente gas (reservas probadas) para bombear en un lapso de 30 a 50 años, tiempo que garantizará el retorno de la inversión. Requisito que no ha sido satisfecho por PDVSA. Además se debe estar seguro, que la comercialización por medio de GNL, no es más factible.

Aspectos económicos

Tal como se comentó anteriormente, para poder producir los 2.500 MMPCD de gas para exportación, Venezuela tendría que descubrir y desarrollar nuevos yacimientos de gas libre o, por lo contrario, se tendría aumentar su actual producción de petróleo en más de 33%, ya que el gas lo produce conjuntamente con el petróleo. La producción actual proviene de cerca de 20.000 pozos productores, por tanto, tendría que perforar unos 7.000 pozos adicionales. Cualquiera de estas alternativas toma tiempo y bastante dinero.
Los depósitos probados de Venezuela alcanzan 150 billones de pies cúbicos, de los cuales apenas 11 billones son gas libre, no asociado al petróleo. Si no hay un estudio concreto sobre las reservas reales existentes en Venezuela, país que tiene que inyectar el combustible, no es factible que nadie vaya a financiar el proyecto.
Por otro lado, analizando las alternativas de comercialización, hay estudios que indican que al pasar una longitud de 3.800 Km., un proyecto de GNL sería superior en términos económicos y estratégicos a uno de tuberías. Cuando se trata de una tubería tan larga, es necesario agregar varias plantas de compresión para transportar el gas, eso encarece el traslado. En este caso, se trata de un gasoducto que cruza la selva amazónica, con kilómetros y kilómetros inhóspitos.
Sumando estos costos, más lo que significaría el mantenimiento de esas tuberías a lo largo de la Selva Amazónica, se da por descontado que el gas venezolano sería más caro que el boliviano. Aunque Chávez decidiera vender el gas en boca de pozo a $2,50 el millón de BTU, el precio que en estos momentos tiene Bolivia con la Argentina, un valor que Evo Morales quiere subir, los industriales argentinos pagarían finalmente, $6,50 el millón de BTU. Japón pagó el año pasado, en promedio, $4,00 por el gas licuado que le compra a Indonesia, Malasia, Qatar y Australia. Cálculos internos de las petroleras coinciden en afirmar que el valor oscilaría entre los $5,00 y $6,50. Las últimas negociaciones entre la Argentina y Bolivia por el precio del gas se estancaron cuando los bolivianos pidieron $4,00 el millón de BTU.
Hasta los momentos, no hay estudios serios que despejen estas incógnitas, por lo que no se sabe si el proyecto es factible, ni siquiera si es prefactible.

Aspectos jurídicos
Debido a la gran cantidad de kilómetros que deberá recorrer el gasoducto, atravesará al menos tres países, el proyecto presenta una gran complejidad jurídica
Aunque el proyecto fuera técnica, política y financieramente posible, la construcción de esta obra monumental, requiere años de preparación de una red de contratos, tratados, marcos regulatorios, impositivos y aduaneros. Servidumbres de paso para los trazados de la tubería, exigencias ambientales e indígenas; pólizas que resguarden del riesgo político de la región con tratados internacionales y pólizas ambientales amén de los conflictos de financiamiento que pudieran aparecer. La construcción obligará a que los tres países negocien normas específicas,
Queda por definir, si cada quien administrará la parte del ducto que pasa por su territorio o si lo hará una entidad trinacional creada al efecto. Dentro del ente, también debe preverse un sistema de resolución de conflictos y resolver cómo va a ser la participación de los países y los aportes.
Es más, el Presidente ha hablado de una red que abarca hasta nueve países, lo que sugiere una complejidad gordiana.

Aspectos ambientales
Estas iniciativas suelen encontrar muchas trabas ambientales. Ya se han empezado a escuchar las opiniones de diversos grupos ecologistas, ante un proyecto que promete intervenir un amplio trayecto de la selva amazónica, considerada patrimonio de la humanidad. No hay disponibles estudios de impacto ambiental de este tipo de tuberías a nivel de un ecosistema tan frágil y variado. Están los riesgos de incendios incontrolados y la permanente intervención que significa el mantenimiento de las tuberías. El solo hecho de que se requeriría un trazado de al menos 300 metros de ancho que permita incluir un camino de servicio a cada lado de las tuberías, podría ser suficiente para hacer inviable el proyecto desde el punto de vista ambiental.
Roberto Smeraldi, de la filial Brasileña de amigos de la Tierra, comentó que el gobierno de Brasil no ha conseguido en diez años de discusión, realizar estudios similares para proyectos de 500 kilómetros. Los ambientalistas sostienen que los ríos serán contaminados, una porción de la tierra será talada, lo que abrirá caminos que atraerán a agricultores y madereros. Unos creen que puede ser construido sin dañar el ambiente, pero a un costo prohibitivo, otros creen que de cualquier manera dañará el ambiente.

Aspectos políticos
En Europa existe un fuerte debate sobre el conflicto que entre Ucrania y Rusia, ocasionó la interrupción del servicio en Europa. Uno de los principales inconvenientes del suministro por gasoducto, es que ata a un proveedor con un consumidor y viceversa, en caso de cualquier interrupción se hace más difícil su sustitución. No así el servicio por medio de GNL, ya que los tanqueros pueden venir desde diferentes proveedores y es factible sustituirlos. Es un sistema más flexible tanto para los proveedores como para los consumidores. Podría suceder que el país encargado de suministrar el gas corte el suministro, o alguno de aquéllos por los que pasa la tubería, inicie el boicot, he allí un enorme problema
Lo anterior está conectado al hecho, de que para inversiones de miles de millones de dólares se suele exigir la presentación de un seguro de riesgo político, generalmente otorgado por entidades relacionadas con organismos multilaterales como el Banco Mundial. Deberá entonces contratarse uno que cubra las eventuales inestabilidades políticas de Brasil, Argentina y Venezuela. En paralelo los técnicos deberían resolver la cuestión impositiva y aduanera. Quién y dónde se cobrarán los derechos de paso, por cada país.
Se estima que a nivel mundial existirá la disponibilidad de capital necesario para financiar las inmensas inversiones requeridas. Incluso el BID ya ofreció estudiar el proyecto para su posible financiamiento. Sin embargo, los flujos de capital dependerán de la percepción de riesgos relativos, el precio del gas, términos fiscales, condiciones políticas, geológicas y ambientales.

¡Ojalá no sea demasiado tarde!
De parte del presidente Chávez y su equipo, se trata más bien de una jugada geopolítica e ideológica. Y están de por medio los intereses anti-imperialistas del gobierno venezolano, que por los momentos encuentran cierto eco regional, debido a su poderío financiero, basado en los altos precios del petróleo. Habría que pensar si la situación cambiará para Venezuela o si alguno de los presidentes de estos países socios -que naturalmente serán sustituidos en el poder- diera un viraje hacía intereses políticos distintos a los que persigue el presidente Chávez, ¿cuál sería su reacción? ¿Se enfrentarían estos países a un posible corte de suministro? ¿A quién entonces le vendería Venezuela su gas? ¿Qué pasaría con los miles de kilómetros de tuberías? ¿Es éste un riego controlable?
Si además, de los evidentes obstáculos de racionalidad económica, ambientales y al entramado jurídico que hay que armar, se une el riesgo político bajo la forma de una vedette ideológica, sin duda el gasoducto se convertirá en uno más de los grandes proyectos fallidos. Ojalá que el costo asumido por Venezuela, no sea demasiado grande, para el momento cuando se determine la inviabilidad del proyecto.
En todo caso y según ha dejado ver la prensa argentina, es este riesgo político lo que más asusta a muchos industriales argentinos, además, no imaginan cuál podría ser el costo de transporte con semejante ducto, prefieren que Argentina le compre GNL a Venezuela. En todo caso, el gas natural licuado, es una tecnología de enorme expansión en todo el mundo, cuyos costos en los últimos años han venido disminuyendo y demostrando poseer mayor flexibilidad para el abastecimiento en caso de contingencia, que el sistema de tuberías entre varios países.
Ana María Di Leo
Febrero de 2006

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